lunes, 13 de junio de 2011

Pan y Circo

Cuando Augusto fue proclamado Emperador,Roma solo tenía en su calendario setenta y seis dies festi (días de fiesta); al cabo de pocos años, los romanos disfrutaban de 175 días festivos.
Ala antigua austeridad,fruto de la pobreza y del trabajo continuo,siguió una etapa de transformación de costumbres.Roma,tras conquistar innumerables territorios,conoció otros pueblos y copió su modo de vivir,sus lujos,su arte y sus costumbres. Esta nueva forma de vida fue apoderándose de todas las clases sociales, en especial de las más elevadas.
Muchas de las fiestas las organizaban los magistrados,que las ofrecían al pueblo; por ello se llamaban ludi publici. El erario público destinaba una cantidad para sufragarlos, pero siempre era insuficiente, y eran los magistrados quienes completaban los fondos de su propia fortuna.






                                          Representaciones teatrales 


Todos los días de fiesta se celebran representaciones teatrales en honor de los dioses, destinadas a deleitar al pueblo. Estos espectáculos eran los menos costosos y los más nobles de todas las fiestas, pero al pueblo le apasionaban bastante menos que los juegos del circo y del anfiteatro.


Las obras que representaban eran sencillas y cortas, tenían un solo acto y se las llamaba atelanas.Al teatro podían asistir yodos los ciudadanos, incluso las mujeres y los niños. Los esclavos no podían presenciar estas representaciones, pero en ocasiones, se les dejaba entrar.


El mimo era parecido a las atelanas, pero sin personajes fijos. Se representaba en las plazas públicas al atardecer, en teatros o en las casas particulares. En él participaban bufones, histriones y danzantes.
 También se representaban tragedias,pero los romanos preferían las comedias,entre la plebe eran sumamente populares los personajes del astuto y jorobado que todo los sabe (doseno); el tragón (bucco); el bonachón (pappo) y el tonto que siempre salía molido a palos (macco).

                                                             






                                        Espectáculos en el circo  




Mientras el teatro se iba convirtiendo poco a poco en un espectáculo de variedades, el circo iba tomando cada día más auge. este acontecimiento constituía el tema preferido de todas las conversaciones: se discutía en el hogar , en el Foro, en la ecuela, en las termas e incluso en el Senado.


La abundancia de juego y la seguridad de la annona (trigo y dinero), más o menos abundante, despreocupaba a la población de cualquier otra cosa. Con el panem et circenses,la plebe se consideraba feliz.
Los días que se celebran juegos, acudían al Circo Máximo de 150.000 a 200.000 personas.


Foto de un Circo Romano














                                             Carreras de carros 



En el circo se celebraban también otros muchos espectáculos, tales como las carreras al galope, que alternaban con las de al trote, con dos, tres o cuatro caballos. Los aurigas, casi todos esclavos, portaban yelmos metálicos; con una mano sujetaban las riendas y con la otra la fusta.Tenían que recorrer siete circuitos en torno a la pista elíptica tomando las curvas muy cerradas; era el momento más dramático, pues los carruajes colisionaban con facilidad y hombres y caballos rodaban por los suelos y eran aplastados por los que llegaban detrás 





Una carrera de carros 
 
  
                                               


                                                Lucha de Gladiadores


De todos los juegos, el preferido por los romanos era la lucha de gladiadores, ludi gladiatori. Era una institución nacional. Su origen se remontaba a tiempos de los etruscos y formaba parte de las ceremonias fúnebres de este pueblo, costumbre que perduró largo tiempo.


Pronto se extendió por la Campania y de allí paso a toda Roma, donde en el siglo III a.C., por primera vez, lucharon en el Foro tres parejas de gladiadores. La afición creció y el pueblo pedía su celebración. Ante eta demanda, el Senado incluyó estos combates en los espectáculos públicos.


Los gladiadores luchaban por parejas,  en grupos o en formaciones como verdaderos ejércitos. Los participantes eran prisioneros de guerra, esclavos adiestrados o los condenados a muerte por homicidio, robo, sacrilegio o motín.Cuando éstos escaseaban, los tribunales condenaban a  muerte por delitos mucho menos graves.